«Por ultima vez»
Hace tiempo que no hablo de ti, que no te nombro ensuciándote con uno de tus tantos nombres. Y sigo tu doctrina cual el más devoto olvidándote metódicamente para vivir encontrándote en mi y en todo lo que miro. Mi fe es pues la promesa de mi andar, los milagros lo visto en su vereda.
No puedo saber lo que quiero a través de saber lo que no, ni conocer la verdad aprendiendo de todas las mentiras, pero ahora sé que puedo ser y sentir la misma.
Son 21 días los que separan al cielo del infierno, y voy a cruzar por ultima vez de esta forma.
«Cerca del final del desierto»
Ya no hay arenas, ni roca, poco a poco dejo los peligros detrás, rezagado por mí paso el desierto comienza a ser devorado en el horizonte, más este viento susurrante sopla aun con fuerza su mensaje, mientras el sol sigue trazando su camino por el cielo, sé que estoy cerca de concluir esta tarea y sin embargo, es como el primer día de esta jornada, donde uno a uno mis pasos conocieron su ritmo, como las noches han corrido al suyo en mi travesía. Ahora mi sed, no me distrae más, me recuerda cuan fuerte mi ser se aferra a estar vivo y aun en momento de agonía, fue siempre su valor para mi más grande. Sé que sus palabras son verdad y que si hoy bebiera del vaso no buscaría más, pero esta tarea esconde una promesa más grande, ya que todo desierto tiene un fin y al final nadie tendrá sed.
«Una al pie de la letra»
Hace tiempo jure una cosa y luego otra, hasta hace poco habría hecho esto trece veces en total, en nueve ocasiones con los labios sellados y ahora sumando cinco a oídos de los ojos que abrieron los míos. Si las personas no cambian, sus sinceras palabras tampoco. De no ser que se infiera lo contrario una promesa regirá solo en las acciones más no en los pensamientos, ni emociones de quienes las profesan, por ello no cierres los ojos, ni desvíes tu mirada, siente y no dejes de sentir sea del todo profundo placer o total repulsión, pues toda promesa genuina nace de querer o no repetir por siempre una emoción.
A las dos joyas más hermosas de mi puño derecho.
«Palabra»
Cuánto vale una palabra… Cuánto vale proviniendo de un hombre que carecía de ella… Vale más que reconozca mi virtud el virtuoso que aquel que solo está de paso. El amor de una persona que no se procura, no es tal, solo aquel que se sabe querer, sabrá querer, lo que siento vale tanto en mí que lo negare con tal de mantenerlo. Palabra.
IA 